Carta a los Héroes de Gdeim Izik. Frans Folch

Durante décadas, se oye traído por los aires del sur, un murmullo clavado en nuestra vergonzosa historia colonial……. Lejos de las grandes ciudades, lejos de las grandes potencias mundiales, lejos del mundo “desarrollado” ,por fin el murmullo se convierte en grito, surge una voz clara y fuerte, un grito que no se puede silenciar, una verdad que enrojece los principios morales del mundo entero, no es un grito de agonía, de suplica o debilidad , que pida compasión o caridad, es un grito de justicia ,un grito sin temblores, a reclamar lo que le pertenece, el grito de un pueblo GEIDM IZIK!!!!……es tan claro y fuerte que el mundo lo oye y se contagia a los pueblos cercanos (primavera árabe)….
Pero el occidente aún no ha aprendido a escuchar…. El grito es tan ensordecedor que perdura en el aire en los tímpanos de muchos de nosotros……intentan volver a convertirlo en un murmullo, con la complicidad de aquellos que hace tiempo vendieron su moral a los mercaderes del poder económico… Pero vuelve a escucharse aún mas claro, como el ensordecedor grito de la vergüenza, con los falsos juicios, los héroes de un pueblo que solo con su voz y sus relatos, hacen sentir nuestras almas como se desgarran….
Muchos de nosotros repetiremos como ecos, hasta que por fin se aprenda a escuchar, hasta que los pueblos enteros despierten ante la verdad y justicia donde lo aprendido, el conformismo, se convierta en rebeldía.
Presos saharauis sois el grito de vuestro pueblo, sois el grito que nos hace despertar. AAIUN HERMANOS NOSOTROS NO OLVIDAMOS!!!!!
Desde la responsabilidad , es la hora de escuchar , de observar , es la hora de actuar, de reaccionar, desde la razón, la pasión, la justicia, de la legitimidad. Desde el lado del pueblo español, al lado del pueblo saharaui. NO HAY VUELTA ATRÁS, LIBERTAD A LOS PRESOS Y AL PUEBLO SAHARAUI.
Cada uno de nosotros, sin medir , sin prejuzgar, sin comparar, sin necesidad de estar los primeros, tenemos que aportar nuestro grano de arena para que los pueblos tengan la soberana justicia, que por legitimidad les corresponde
Frans Folch.